La violencia económica es un tipo de violencia contra las mujeres; una táctica de control que no permite el acceso a los recursos económicos o a las decisiones importantes sobre ellos, generando una situación de dependencia económica. La definición de violencia económica está dentro de los procesos de manipulación y maltrato que causan consecuencias devastadoras en la vida de las mujeres y de sus familias a todos los niveles: personal, psicológico, emocional, social, económico e, incluso, físico (llegando, en algunos casos, a sufrir situaciones de pobreza energética que ponen en riesgo la salud física de las víctimas, entre otras).
Distintos estudios reflejan que la violencia económica es una situación que se presenta, en la mayor parte de las ocasiones, al iniciar el proceso de separación o divorcio. Cuando se produce una ruptura, comienzan las amenazas en referencia a la economía compartida del hogar, en los acuerdos de pago de deudas, préstamos o hipotecas que más tarde se incumplirán. Es entonces cuando se ejecutan maniobras de ocultación del patrimonio, cierre de cuentas, complicaciones para realizar los pagos de la hipoteca y/o de pensiones alimenticias, etc. Además, es importante señalar que la violencia económica pude surgir en cualquier relación, sin importar el nivel socioeconómico: no se basa en los ingresos, la educación o el estatus social. Sin embargo, la realidad refleja que la mayoría de las víctimas de la violencia económica son mujeres con un nivel socioeconómico medio, por lo que es necesario tener en cuenta que sufrirán las consecuencias de la misma, sumadas a las dificultades propias que la discriminación por género que ya conllevan.
Actualmente, existen cuatro formas reconocidas de ejercer violencia económica:
- Control económico: obligación de pedir dinero, exigencia de cómo se gasta, control de tickets y facturas, privación de información o toma de decisiones, uso del dinero como castigo, etc.
- Explotación económica: gastar el dinero necesario para los gastos comunes en otras cosas, retrasar el pago de facturas o seguros a otro nombre, acumulación de deudas a otro nombre, recibos o préstamos a otro nombre sin permiso, mala gestión económica intencionada, impago de pensiones estipuladas, etc.
- Sabotaje laboral: chantaje, amenaza o exigencia para dejar un trabajo/formación, impedimento de llegar puntual al trabajo, exigencia de la misma aportación económica, chantaje para no conseguir independencia económica.
- Violencia económica institucional: retraso en las resoluciones de pago de prestaciones, dificultad de reunir toda la documentación exigida para la solicitud de recursos económicos, procesos judiciales largos y complicados para la estabilidad emocional de quienes los atraviesan, etc. Añadimos estas situaciones de violencia económica institucional ya que, a pesar de que no tengan el mismo contexto que las anteriores en cuanto a que se generen dentro de una relación de pareja, es importante observar cómo algunas mujeres y sus familias se van empobreciendo durante estos procesos por falta de protección y respuesta inmediata de las instituciones competentes.
A pesar de las contemplaciones legislativas sobre texto jurídico, la violencia económica no cuenta con ningún protocolo de aplicación ni instrumento específico que permita definir a las víctimas como tales, relegando así sus consecuencias a un segundo plano. Cabe destacar, además, que las víctimas de violencia económica no son reconocidas como víctimas de violencia de género, salvo que la situación de violencia recibida vaya acompañada por otra manifestación (violencia física, psicológica, sexual, etc.) por lo que tampoco son receptoras de ninguna medida de protección articulada para ello. La única forma de violencia económica reconocida en el marco judicial que cuenta con jurisprudencia es el impago de pensiones alimenticias tras la separación o divorcio de los progenitores. Si bien es un gran paso en el reconocimiento y recuperación de las víctimas, no debemos olvidar que existen muchas más situaciones que pueden catalogarse como violencia económica, tanto durante como después de una relación de pareja, además de situaciones a nivel administrativo que aún no están contempladas ni resueltas.
Pese a las complicaciones judiciales, las cifras arrojadas por la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer (2019) determinan que existe un 11,5% de mujeres mayores de 16 años residentes en nuestro país que manifiesta estar sufriendo o haber sufrido violencia económica en algún momento de su vida. Es decir, 2.350.684 mujeres reconocen sufrir o haber sufrido situaciones de violencia económica. Es importante destacar en este punto que esas cifras corresponden a una visión parcial de la realidad, ya que esta cifra corresponde a situaciones de violencia económica detectadas y reconocidas. Esto muestra una gran permeabilidad de esta manifestación de violencia contra las mujeres en nuestra sociedad. Sin embargo, las respuestas y medidas de protección que se ofrecen a las víctimas no están recogidas dentro de la legislación que contempla las situaciones de violencia de género y, además, podemos constatar que gran parte del tejido profesional que ofrece la primera atención a mujeres y familias en situación o riesgo de violencia económica no detectan tal peligro ni se ofrecen recursos para poder atajarlo. Por lo tanto, es imprescindible diseñar formaciones sobre la definición, tipos y manifestaciones de violencia económica para poder prevenir esas situaciones, así como ofrecer estrategias de empoderamiento a mujeres y familias que se encuentren en situaciones de vulnerabilidad para que no sean receptoras directas de este tipo de violencia. Además, es igualmente necesario activar mecanismos de intervención que permitan ofrecer respuestas adecuadas a las necesidades de las víctimas que ya sufren esta manifestación, contemplando el plano económico y la recuperación emocional y psicológica de este proceso. Por todo ello, nuestra entidad trabaja en el ámbito de la sensibilización y prevención, para anticiparse al trabajo de detección e intervención una vez ya existe una situación de violencia económica.
Para ello también se ha desarrollado la Campaña de sensibilización y prevención de la violencia económica: “Ahora nos vais a escuchar”, que lleva más de un año en funcionamiento. Consta de dos herramientas que tienen por objetivo realizar un impacto directo en toda la población, dirigidas especialmente a mujeres y familias que puedan estar sufriendo este tipo de situaciones, a profesionales del ámbito social que trabajen en esos procesos de detección e intervención, así como para toda la sociedad en su conjunto.
Guía de prevención de la violencia económica y el abuso financiero
Esta Guía se define como un material informativo diseñado con el objetivo de ofrecer nociones básicas sobre violencia económica y abuso financiero, cómo prevenir esas situaciones, cómo actuar y cómo establecer una buena relación económica en pareja. La información que se recoge en este material se dirige a toda la población, sirviendo también como un documento de consulta para las personas que forman parte de la vida de las víctimas o posibles víctimas, y para profesionales que se encuentren entre sus intervenciones alguna situación que pueda desencadenarse como violencia económica.
Esta herramienta documental pretende ser un material doble de información y prevención, que no solo aporta conocimiento básico sobre esta manifestación de violencia económica contra las mujeres, sino que, además, apoya la prevención de dicha violencia y consiga un empoderamiento real de mujeres y familias que se encuentren en situación de vulnerabilidad.
El documento está accesible de manera permanente AQUÍ, y se puede descargar de forma gratuita, así como contamos con formatos físicos en la sede de nuestra entidad.
Cuatro videoclips de situaciones reales de violencia económica
En este caso, se elige el formato audiovisual para visibilizar situaciones de violencia económica, vidas de mujeres y sus familias que han llegado a nuestra entidad para solicitar asesoramiento, apoyo y ayuda. Se exponen situaciones inspiradas en esos casos reales que afectan de lleno a su desarrollo y estabilidad económica, y se evidencia claramente que sufren o han sufrido violencia de género en sus relaciones de pareja. La exposición de estos casos reales entre mezclados con técnicas audiovisuales pretende generar distintas reacciones en las personas espectadoras: por un lado, puede que algunas mujeres se sientan representadas en primera persona en las historias de vida que se están contando y, por otro, puede evocar recuerdos de alguna persona cercana que haya sufrido o pueda estar sufriendo este tipo de situaciones. Por ello, consideramos que este material también es una herramienta de detección, ya que no solo visibiliza situaciones relativamente normalizadas y las define como violencia económica, sino que, además, apoya el proceso reflexivo de saber si se están sufriendo en primera o tercera persona.
Este documental consta de cuatro videoclips que reflejan los cuatro tipos de violencia económica contra las mujeres: “Robo”, “Clases”, “Tapas” y “Frío”. Estos cortometrajes describen distintos contextos con diferentes protagonistas víctimas de violencia económica, los motivos de cómo han llegado hasta ahí y las consecuencias que se desencadenan en cada una de la vida de las mujeres y de sus familias.
El nombre de la campaña, “Ahora nos vais a escuchar”, otorga sentido a la forma escogida para transmitir los mensajes que se quieren difundir en los videoclips. Desde el año 2003 se recogen cifras de mujeres asesinadas por violencia machista, de denuncias, de órdenes de alejamiento y sentencias, de víctimas y supervivientes de este tipo de violencia, así como es infinito el número de movimientos sociales que reclaman que esas cifras paren de crecer, a través de manifestaciones públicas y privadas, acciones destinadas a esa visibilización de la problemática y necesaria reclamación de justicia. Es precisamente por esto por lo que se decide transmitir las historias de violencia económica en formato musical, porque la sociedad lleva tanto tiempo reclamando acciones que apoyen la extinción de esta lacra contra las mujeres, que quizá las historias descritas en letras de canciones produzcan una reflexión profunda de la situación.
Otra información de interés:
- Violencia económica y explotación laboral: dos realidades distintas con un único fin
- Resumen de la Jornada sobre Violencia Invisible contra las Mujeres: violencia económica y explotación laboral
- «¿Sabes si estás sufriendo violencia económica?» Análisis de resultados