Violencia económica, una manifestación invisibilizada de la violencia de género

La violencia física, psicológica y/o sexual no son los únicos tipos de violencia que sufren las mujeres; existe una Violencia Económica y Patrimonial que si bien puede ser sutil, encubierta y difícil de reconocer al inicio, ésta se incrementa progresivamente con el paso del tiempo. Actualmente, la violencia económica no se encuentra recogida ni definida de forma específica como una forma de Violencia de Género en España, lo que dificulta su visualización y eliminación.

¿Qué es la Violencia Económica?

Son todos los actos y comportamientos que tiene el agresor de manera intencional para tener el control de los ingresos y los recursos financieros, generando una situación de dependencia económica de la mujer y sus hijos/as. Por ejemplo:

  • Restringir el acceso al mercado laboral: cuando el agresor no le  permite  trabajar  fuera  del  hogar  para  generar  sus  propios  ingresos  o  si  la  mujer consigue un trabajo, le dificulta la conciliación con el cuidado de menores o personas dependientes, acosa y/o amenaza constantemente para que lo abandone o la despidan.
  • Poner barreras a la formación y a la mejora de las condiciones de trabajo.
  • Limitar el acceso a los recursos económicos: cuando el agresor deja el dinero exacto para el gasto diario o en el caso que la mujer trabaje, es quien administra todo el dinero, controlando en qué y cómo se gasta, pudiendo, por ejemplo, negarse a que ella tenga su propia cuenta bancaria, que envíe dinero a sus familia o exigiendo incluso los justificantes de la compra.
  • Excluir a la mujer de la economía familiar: negando la participación en las decisiones del hogar. Muchas veces la mujer no puede realizar las compras de forma independiente; o en otras ocasiones, se han realizado compras sin su consentimiento, provocando el incremento de sus deudas. Es el agresor quien determina el uso y la distribución del dinero.
  • Utilizar los recursos económicos como instrumento de amenaza, por ejemplo cuando no deja dinero para la alimentación diaria para ella y sus propios hijos/as, incrementando la violencia de las acciones progresivamente.
  • Tras la separación, se continúa con las agresiones y no cumple con las responsabilidades económicas, por ejemplo el impago de la pensión de alimentos.

Te ponemos algunos ejemplos: Cortometraje de sensibilización contra la violencia económica y 4 videoclips inspirados en situaciones reales de violencia económica.

¿Y cuándo esta violencia es también patrimonial?

Cuando además de la limitación a los recursos económicos, existe una destrucción o sustracción de documentos, bienes, activos u otros objetos, hablamos de una violencia patrimonial. Por ejemplo:

  • Se oculta la situación patrimonial y generalmente en el maltratador radica la titularidad de todos los bienes
  • Si el agresor trabaja no le dice a la víctima a cuánto ascienden sus ingresos.
  • Se producen daños a la propiedad: la vivienda, el coche
  • Se esconde o se destruyen los  objetos  de  valor  de  la  víctima  o  los documentos personales

¿A quiénes afecta?

La violencia no tiene barreras sociales, todas las mujeres se ven expuestas a la violencia económica y patrimonial, afectando a sus vidas y en caso de ser madres, a las de sus hijos e hijas. Desde aquellas mujeres que cuentan con mayores recursos económicos, pero que no disponen de esos ingresos con libertad y son dependientes económicamente, hasta aquellas mujeres en riesgo de exclusión social, que con menor cualificación y formación, se ven más limitadas para conseguir la autonomía económica.

¿En qué momento se produce?

Si bien estas agresiones y abusos se producen durante la relación, también pueden ocurrir tras la separación, en algunos casos aparecen en este momento o se incrementan a modo de castigo a la mujer por abandonarlo.

No podemos olvidar que el control y el abuso económico representan una de las manifestaciones de la relación de violencia, pero es probable que éstas sucedan de forma simultánea a otras, como la violencia psicológica, física o sexual, que menoscaban la autoestima de la mujer generando indefensión  e inacción. Desde esta óptica se entiende aún mejor, porque se mantienen en el tiempo este tipo de situaciones y se evita caer en las demasiado habituales respuestas de “no entiendo por qué le aguanta”, “yo no permitiría que me hiciera algo así”, etc.

¿Qué puedo hacer?

Si crees que estás sufriendo violencia económica y/o patrimonial, las siguientes recomendaciones pueden serte de utilidad.

Autonomía económica, evita delegar responsabilidades

¿Dónde puedo acudir?

El teléfono 016 es un servicio gratuito y confidencial que ofrece información las 24 horas del día, los 365 días del año, en el que podrás disponer de atención psicosocial y asesoramiento jurídico inmediato sobre todas las formas de violencia contra las mujeres y no deja rastro en tus facturas.

 

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